miércoles, 26 de junio de 2013

Brotes de locura.

Me levanto por la mañana, nada de qué preocuparse, todo esta bien. Mi animo es estable, intermedio, nada exagerado. De repente alguien me habla, todo se enciende dentro de mi. "¡Alerta, alerta!" grita mi pobre cerebro confuso, incapaz de demostrar un sentimiento puro, todo dentro de él es mentira. No sabe qué pensar, no sabe en quién creer. ¿Su reacción? O increíblemente impulsiva, repleta de felicidad, con tono de voz agradable, ese tono que a todo ser humano tanto nos gusta escuchar, o se vuelve loco de ira, con respuestas sagaces, tono irascible y al fin y al cabo, enfado.
Soy absolutamente incapaz de mantener un estado de ánimo medio, siempre me balanceo por los limites. Esto no es en absoluto agradable aunque a algunas personas les pueda resultar divertido.
"¿Quieres ser feliz, verdad? Estas en un buen momento, lo estas pasando bien, ¿es así? ¡Pues jódete¡" vuelve a gritar mi mente mientras me golpea con el duro mazo de la tristeza.
No lo puedo controlar, lo quiero controlar, pero me es imposible, sufro sin tener porqué sufrir.
Cuando la felicidad me rodea con sus brazos cálidos sé que en cualquier momento aparecerá el bajón, y la ira y la pena me arrebatarán otra vez lo que no sé si volveré a tener de nuevo.
También tengo el caso contrario, por supuesto, hoy sin ir más lejos, me encontraba tirada en el suelo, llorando sin saber por qué, cuando de pronto me he visto riendo, con la lagrimas en los ojos. Me reía a carcajadas y lloraba, no podía parar ninguna de las dos acciones, era la guerra, la tormenta que prevenía a la calma, lo cual se ha producido en apenas unos instantes. La paz, ni bien, ni mal. Triste pero estable.
A veces me gustaría ser una persona ignorante porque es cierto que en muchas ocasiones, por no decir en todas, la ignorancia da la felicidad. Cuanto más sabes, menos feliz eres.
Soy el caso más claro de bipolaridad, este es mi caso, no juzgo el de los demás que lo sufren porque no lo conozco, pero, he de decir que, personalmente, esto duele, duele muchísimo. Algo que odio de todo esto es la confusión y el profundo contraste que hay en la mente sin darle al sujeto que lo sufre ni un solo minuto de descanso. Pero lo peor, lo realmente desagradable de todo esto es herir a las personas que se encuentran a tu alrededor, que te quieren, que te cuidan. Tú lo intentas, intentas pagarles con la misma moneda, pero a veces ese monstruo vuelve de tu interior y tu madre, tu padre, tu amigo, tu novio, se encuentra con una repuesta borde y cruel, una tras otra. A todas aquellas personas a las que haya podido dañar con este comportamiento a lo largo de los años os pido disculpas, de corazón. Gracias por seguir ahí, después de todas las meteduras de pata. Gracias.